El reloj anda despistado,

te busco y no te encuentro,

afino mi oído y no te escucho,

nos ha afectado el horario.

Nada ha cambiado, lo sé y lo sabes

te sigo amando como loco encadenado,

sin otro deseo que sentir tus pasos viniendo a mi

y yo esperando con los brazos abiertos

para darte abrigo de verano

en un invierno solano,

matacabras decía mi abuelo,

con un frío que se mete hasta los huesos.

Porque te adoro tanto,

me lo has preguntado, y te respondo, -no sé-

Yo sólo se que te amo

y por ese amor, dejaré estas noches

vecinas de madrugadas

y vendré a buscarte de mañana,

porque te extraño horrores,

estoy encalmado de ti,

de tus besos, de tus palabras,

que se rompa ese silencio,

que ruja el viento del sur

y me traiga mil caricias,

muchos besos, y esos versos sin igual

que alimentan mi sentir.

Te adoro en este silencio, ¡Qué silencio!