Amor espontáneo.

Me quisiste, te quise, nos

quisimos,

pero no nos amamos,

el amor se acercaba a nuestra

puerta,

a las puertas del alma,

nos golpeó tantas veces,

pero no lo pudimos recoger.

Me besaste, yo sé, nos abrazamos,

y el murmullo de un verso,

se posaba en el fondo de aquel

beso,

nos quisimos, mi amor, pero el

cariño,

se marchó tan fugaz como una ola,

que se asoma a la playa y nos

envuelve,

con pasión de un momento,

y retorna muy pronto a mar

abierto,

disfrutando fugaz de aquel

encuentro,

y olvidando la espuma,

como un sueño bañado por la bruma.

Nos dijimos palabras, las más

dulces,

las caricias más tiernas y

sentidas,

pero en el remolino,

de aquel mar de la vida,

se nos fue nuestro idilio en un

momento,

como en un remolino el sentimiento.

Me arrodillé y en un reclamo al

viento,

le supliqué, gritando en mi vacío,

y la brisa serena, acarició mi

rostro y en el cielo,

pude ver las gaviotas en su

perfecto vuelo,

como mil bailarinas, en total

sincronía,

lograr sin ensayar esa armonía.

Pude alzar hacia el cielo mi

mirada,

y entender que el amor es un

milagro,

que al llegar, sin pensar nos

complementa,

inventando caricias, improvisando

besos,

podemos disfrutar del firmamento,

y vivir el amor de aquel momento.