Esclavos del sufrimiento
Esclavos del sufrimiento
Esta acanalla realidad que nos tormenta
de inmundicia la perplejidad de nuestra alma
En aniquiladora tristeza nos desgarra
Con magnánima angustia nos delata
Esclavitud fría despótica calcinante
Sin piedad nos somete al cautiverio
Vagamente inculcando al sufrimiento
Hasta vernos flaquear edificantes
La angustiosa tristesa no da tregua
Derivándonos a un mundo oscuro y sombrío
Peregrina en nuestras mentes torbellinos
Anquilosada desgracia que nos sega
Sometidos convivimos de infortunio
Con anhelos que fomentan la debacle
Lenta y opresiva constituye esta masacre
Y nos convierte en osados y taciturnos
Bramando ardientemente un poco de piedad
Embargamos nuestras almas al infierno
Como en el remoto confín de un duro invierno
Nos estruja y nos conduce a la maldad
Crispados, resentidos aflora nuestra saña
Con derrotadas ideas, pensamientos agrietados
Envalentonados, oprimidos como esclavos
Soportando esta vida que hoy nos daña
Como en le octavo circulo del infierno de dante
De angostas puertas de frialdad opresiva
Sentimos el desconcierto en soledad exigua
Diezmados por el mal, vigoroso y dominante
Somos esclavos sin razón y sin consuelo
Entre llamas atroces nos devoran
Nuestra alma, nuestro porvenir, nuestras horas
Desperdigando cenizas por el firmamento
Engrilletado duramente en pies y manos
Sin cobijo y razón que nos libere
Y así semblantes tibios cuerpos endebles
En la tenaz desilusión nos reflejamos
Pretextando una felicidad, falsa incierta
Lanzados a la burda comedia del engaño
Con júbilo engañoso y sin conciencia
Nos abundan las preguntas, careciendo de respuestas
Es la consabida felicidad sin sustento
Tenazmente pasajera como noche de verano
Con afán nos aferramos, se disuelve de las manos
Dejando melancolía y éxtasis consumado
Todo es parte de la vida frívola y al garete
Felicidad incierta, memorable agonía
Es el maligno sufrimiento que nos guía
Escarba nuestros sentidos y sobrevive latente
Es por ello que vivimos exaltados
Avallasados de inflexivas penurias
Con ira, con envidia, con angurria
De multiforme sufrimiento dominado
Reacios a aceptar nuestro destino
Late en nuestra mente la esperanza
La que inverosímil se desgarra
Maldiciendo nuestro ahogado raciocinio
Las heridas transfiguran nuestro cuerpo
Tristemente perduliando con tristeza
Manchando con sangre nuestra belleza
Perpetrante discurso de su imperio
La luctuosa soledad desencadena
El famélico estupor desesperante
Nuca fuimos ni seremos dominantes
Ente el congojado mal que hoy encadena
Es la existencia que aniquila con sustento
Por que fuimos, somos y seremos por la eternidad
Tristes esclavos del sufrimiento
Sebastián Ojea
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