Estoy aquí, como muchas noches, como muchos días

Con mis sencillas letras cual río desbocando en el mismo mar,

Con la misma intensidad de ayer, de hoy y de mañana,

Más no con el mismo amor, el azul se tiñó de rojo,

Atardecer apocalíptico, noche de gran tribulación,

Cataclismo, juicio final, eterna condenación, agónico dolor.

No hay marcha atrás según veo y esto me asesina el alma,

Pero tienes razón, me veo en mi propio espejo,

Y me olvido de la imagen del ajeno, experimentada en quebranto,

Marchando ambas contra el tiempo, contra el corazón,

Corazón gritando ?te amo?, pero no vuelvo, me abstengo,

Me abstengo de la dicha, me rebelo ante el perdón,

Y el resultado, solamente un dolor sin remedio por la obstinación,

Enfermedad sin curación, antídoto derramado, desilusión.

Un verso, unas letras, un poema, un amor al inodoro

Besos y caricias anhelados puestos al congelador

Y afuera una sonrisa en cada labio, fiesta y libación

Por un reinado por muchos asaltado y fracasados

Pero tú, solo tú tenías el poder de derribarlo.

Te preguntaste ¿que haré? Y creo que vas a superarlo

Porque sembraste en muchos que hoy no te han dejado

Mas yo ¿qué haré? Si solo planté en tu jardín

Y me has sacado de ese edén y hoy camino entre cardos.

Tú me trajiste aquí, por tanto, si ahora no te tengo

Mucho mejor es partir, espero seas feliz sin mí.