Mañana me quejaré de una vecina mía,

a ver si logro que un juez le imponga un cese y desista.

la chica mide, metro ochenta, en un cuerpo de guitarra;

y cuando pasa por casa mi corazón se descuadra.

Ya no me atrevo a salir siquiera a la marquesina,

porque me tiene embrujado el cuerpo de mi vecina.

ayer la vi. en un G string caminando por la playa;

y hasta la arena temblaba con el tumbao de sus nalgas.

Ella sabe que es muy hembra, que no hay hombre que resista;

ver su cuerpo contonear al abrigo de la brisa.

me hace sentir muy triste, cual perro sin golosinas,

que sólo observa la carne pero no logra alcanzarla.

Como sabe que me gusta, se pone unos hot pants,

de esos que llaman licra, más apretaos que una tuerca;

para ejercitar su cuerpo corriendo en bicicleta,

y hasta el sillón le grita ?castiga que no molesta?

Mañana me quejaré y espero dicten sentencia,

que la condenen a estar conmigo en mi residencia;

haciendo lo que yo quiera y sin poner resistencia,

que si maltrecho me quedo, bregaré con mi conciencia.

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