Una palabra tuya besa mi sombra breve

y una oración completa es un caudal solar.

Dime mujer ¿Quién puso sobre tu boca leve

un respirar de violas y una canción de mar?

Hay en tus labios finos una sagrada nota

que va anunciando rezos en cada risa tuya.

¡Deja sentir la música que tu sosiego brota

cuyo sonar me apresa y su compás me arrulla!

Mujer, espera... ¡Calla! ¡Mira al violín de seda,

a petición del viento tu suave voz remeda

y su sonido vierte una sonata triste!

Entonces dime ahora lo que hace tiempo anhelo;

que mi recuerdo llevas en la amplitud del cielo

porque negar no puedes lo muy feliz que fuiste.

Autor: Luis Astudillo