Acabo de entregar otro lento suspiro a la muerte

lo lleva arrastras el humo que liberan mis pulmones,

placer mortal que agoniza en cada bocanada

restando un momento mas de mi desdichada vida.

No refresca ya el otoño mis áridos labios,

ni el amor recuerda hace tiempo tu cara y tu nombre,

aparta de mi las afiladas garras de la nostalgia,

abre la carcel de futuros pasados de mi mente.

El angel marrón, mensajero de ciertas desgracias

me tiende una negra carta con letras ensangrentadas,

es la última voluntad que la naturaleza expresa

a quienes hoja tras hoja, desgranan su historia.

Una lágrima salada se desliza por mi boca,

cae al vacío, al abismo que la arroja al mar

y aunque parezca imposible de encontrar

mis dedos la reconocen al reflejarse tu mirar.

Este es el momento que confunde atardecer y madrugada

solo las cabales, impasibles agujas del relój determinan

si debo despertar o acudir a la cita con la almohada,

mas ya esta escrito en cielo y tierra mi destino.

Paloma ciega que depositas la rosa en mi ventana,

no arranques el puñal que de mi pecho sangra

por que en el bosque olvidado de nuestras palabras,

vaga este pobre corazón de rama en rama...

"Los sueños y la lectura enloquecen a Quijote

y a mi me dejan la duda de si soy o no real..."