Entre viñedos y tierra fértil tu mirada se pierde en el horizonte,

las aguas del Aconcagua ronronean los ecos de la historia,

en el aire se respira la memoria y los deseos de épocas pasadas,

expediciones, proezas, mártires y héroes derramaron lágrimas y sangre en el valle.

Los suelos fértiles impregnan tu inspiración,

eres tan libre como esa ave que ves pasar sobre ti,

el aroma del paisaje se combina con tu perfume y al cerrar tus ojos

sientes la caricia de la naturaleza envolviéndote.

Arrójate a la nieve, bebe del vino exquisito que allí se cultiva,

recorre los valles hasta que se ponga el sol,

muerde y sáciate con los dulces duraznos,

ve cuando llegue la noche donde San Martín ato su caballo, que allí te estaré esperando.