Tengo verguenza de lo que he sido hasta hoy;

verguenza del verso que me elogian

porque creo, autocríticamente,

que estoy muy lejos de ser quien yo quiero,

y quien lo hace es superior a mi.

Verguenza de mis actitudes ante la vida,

de recibir cariño o pleitesía que no merezco.

Quiero ser como todos, no que me quieran todos,

pero que en mi una enemiga no vean.

Soy una mujer que escribe sus días,

sus dolores, sus angustias, sus falencias;

equivocarme cada momento ha sido

como Ley de la existencia mía.

Muchos dirán

¡ que nos importa su vida !

sus amarguras, sus fracasos, o la sal de sus lágrimas.

Razón tienen, pero en este momento me nace decir

que no me había dado cuenta.

La verguenza es cosa viva, la humildad es un DON

que no me fue concedido, no reclamo por ello,

a cada cual lo que le corresponde;

a mi me tocó esta existencia vacía de amores,

de esos amores que no son de hijos

porque  de ellos me siento agradecida.

Verguenza de estar siempre en el Ojo del Huracán,

que no permite dar un paso en falso;

verguenza de los amores que prometen y no se dan;

verguenza de no creer en verdades ajenas

cuando todos están creyendo...

es como nadar contra corriente, se avanza muy lento,

y lo peor es que no me retracto por el convencimiento mío

pero ¿quien soy yo para indagar en otras vidas?

Verguenza que descubran mis secretos cuando yo no quiero;

no he matado a nadie, literalmente hablando,

no he robado los hombres de nadie porque no me gusta,

ni me apetece lo prohibido.

Me averguenza ser juzgada sin conocer mis adentros,

porque allí está la verdad de todo, y sólo yo la conozco,

y escribir estas Letras que hoy son mi tormento,

porque me averguenza reconocer

que siento verguenza...

Margarita

09/01/08