A: Clara Edith Sánchez Olvera

La claridad de vuestro rostro,

es muy valiosa por no tener costo;

por que es buena, muy muy buena,

más que el agua, tierra y luna.

Si la comparo con el agua,

el agua se ve sucia,

Al compararla con el viento,

tu imagen lo deja roto.

Pienso en tí, yo te recuerdo,

más cuando estabas a mi lado;

esa imagen está en mi acervo,

pues de tí no me he olvidado.

Cuando corro, cuando lloro,

te recuerdo y te imploro;

colma de paz mi tristeza,

tu silueta, de los pies a la cabeza.

Yo no sé si me recuerdas,

o a los días de nuestra escuela;

cuando niña sonreías,

a mi ser tú complacías.

De pequeña tú llorabas,

y en la frente te besaba;

ya más grande yo pensaba,

que eras mi granalegría.

Clara, buena y fresca,

cuando de mí, tú te alejas,

te busco, te quiero cerca,

quiero ante mí tu presencia.

Yo no quiero que te alejes

pues te tengo en un altar,

si otra cosa es lo que piensas

ya nada se puede hacer.

Pues mucho te quiero

por que eres muy linda,

eres lo mejor que me ha pasado;

y te adoro desde el día,

en que se juntaron

tu mirada y la mía.

Eres el conzuelo de mis tristezas,

la luz de mis noches obscuras;

eres una rosa, la más bella

la flor, de mi jardín, mas hermosa.

Te agradezco por tu amistad.

(2000)