Solo por lo incandescente cruzaba las calles en invierno sin saber si era observado. Al llegar al final estaba con su perro. Restos de diario que cubrían la piel helada por la lluvia que caía sin detenerse como si quisiera terminar todo en un lapso tan corto que de solo pensarlo ya pasó.  

Silencio, apenas el viento quiere dejar de silvar cansado de tanto golpear todos los carteles del olvido dónde nadie ya se acuerda. Amanece en silencio, de a poco los campos aparecen en el horizonte como una pintura de van gogh que quiere despegarse del cuadro.

El despertar de la urbe comienza a contaminar con sus ruidos, solo el canto de las Aves pretende ocultar la amenaza participando como árbitro de la Naturaleza. Es lunes por la mañana, todo terminó.