Vestigios de tiempos que vendrán a la deriva se estrellan en mi almohada.

Colapsos predecibles de una nueva mañana

se asoman por mi ventana

y ella, con la dosis justa de indeferencia

abandona la habitación como si la noche que paso,

en realidad nunca hubiera existido.

¿Como no voy a dejarme arrastrar a las profundas aguas de sus labios?

¿Como no voy a aceptar perderme cegado

por el brillo negro de sus ojos vacíos?

Suma de coincidencias y amigos en común,

casualidades causadas y accidentes forzados.

Al pactar sin reglas aniquilo mis culpas y se despojo de condiciones,

pero al mismo tiempo, usurpo sin intenciones

lo poco que quedaba de mí.

Pobló mis soledades y se ofreció a quitarme todo lo que yo quería regalarle,

solamente, para no verme tan vulnerable.