Confieso que me prende de tu hermosura

De tu boca graciosa

De tu grácil cuerpo

De la belleza de tus ojos garzos

De tu pelo revuelto

De tu alma que es como un reflejo

De la vida que llevas dentro.

Confieso que me convertí en tu admirador

Noche a noche de mi trabajo al regreso

Me pegaba a la pantalla del computador

Conversábamos de cuentos, de poesía,

Del teatro, de la vida

De enviarnos pequeñas palabritas

De amor y del corazón.

Confieso que como amigo te atesoraba

Guardando en lo profundo de mi alma

Tu risa y el encanto de tus palabras

De ver como en nuestras reuniones tú disfrutabas

De estos nocturnales encuentros

Enviándonos trocitos de poesías

Envueltos en estrellas del día a día.

Confieso y no me avergüenzo el reconocerlo

Que me enamoré como un muchacho

Que hice de este amor un altar

Llevando hasta él, el conjuro de mis deseos

El amor que por ti manifiesto

La dicha de mis sentimientos

La felicidad de haberte conocido.

Confieso que no me detuve hasta conocerte

Y quedé prendado de tu alma y de tu finura

Rodeada de ese halo que enmarca tu hermosura

De la más bella pintura en el más hermoso cuadro

De tu vida y de la mía

De tu amor manifestado

Y del mío atesorado.

Confieso que de ti sigo enamorado

A pesar de los altos y bajos

Que los instantes de la vida van dejando

Pero no puede borrar la senda que emprendimos

En esos abrazos y besos conversados

Mientras recorríamos el camino

Que nos habíamos trazado