Parece que la venda de mis ojos,

cayó después que tú me has engañado,

y desde este momento estoy mirando,

lo mucho que mentiste, ingrato ser.

No quiero saber nada ya de ti,

ni válidos serán tus falsos ruegos,

ahora quiero sepas que más luego,

seré yo quien se ría de tu mal.

Tendrás siempre a tu lado algún ingenuo,

que crea en tus caricias y promesas,

mas, pronto que comprenda no eres buena,

se irá dejando en ti sus maldiciones.

Así caminarás por este mundo,

fingiendo con vil saña dar cariño,

mas, te digo que pronto tu destino,

será el que te castigue sin piedad.

Entonces llorarás amargamente,

y vuelvas nuevamente hasta mi puerta,

buscando en mi cariño tu refugio,

pero ya no tendrás de mí el perdón.

Ahí sabrás probar en carne propia,

ser víctima de engaños y mentiras,

de falsos juramentos y perfidias

que arrancan los deseos de vivir.