Me pedís poca cosa, según vuestro lenguaje

Un pequeño sacrificio, nada más que un nuevo viaje

Rememorar acontecimientos pasados y calcular su pesaje

El tamaño de la huella

que dejó inequívocamente, en mi alma, su equipaje.

sonreís ante mi disgusto, de desandar lo injusto

y tenéis en poco lo que he vivido

¡veintiséis velas sopladas!

ante vuestra existencia, eso no es nada.

Exhortáis a mi alma, a recordar, recordar el pasado

Que echando aprender es como el futuro se ha arreglado

Y sin embargo, me pregunto:

¿Si he echado a perder- tanto como se pudo-

¿qué he aprendido, que sigo siendo tan adusto?

Me he endurecido en la medida de mis fuerzas

Y he cerrado de mi casa, ventanas y puertas

Atesorando la mañana inmaculada

En que él, traiga el sol a mi morada.

Algunos me dibujan, de manera elaborada

Atribuyen a mis latidos causas divinizadas,

Pero a decir verdad, solo soy humano

Soy un motor, echado a perder por el pasado.

A quien se obliga año tras año

A sacar cuentas, a ver sus saldos

Como si fuera poco seguir andando

Después de cada perdida, después de tanto daño.

Lucía Bernal

Santiago, Chile

18/12/2007.

Nota: Lamento no poder regalaros algo más optimista ni acorde a las festividades próximas, sin embargo, soy del Club de los poetas tristes y lo que véis es lo que hay en mí.

Un cordial saludo y felices fiestas a todos vosotros.