La piel de un bebé rozaba mis labios,

La ternura de sus manos acariciaban mi cuello;

Y el fuego de sus besos ardía por mi cuerpo.

Cada vez que se juntaban su boca con la mía

Confieso, las miradas quedaban dulcemente plasmadas;

Segundo a segundo se desvanecía todo alrededor

Dejando solamente la voz de la pasión.

Y volviendo a la realidad.

Era todo una mentira?

Fueron sus labios un mortal veneno

Y piel de Judas todo su cuerpo.

¡La tentación fue testigo,

Que la debilidad es su peor enemigo!.