Atrapado este ser en confusión

la tromba capturó él en su gruta.

Lo invade, lo aprisiona y lo degluta

hervor que desemboca en conmoción.

Su impacto confluyó en adhesión

de martirio en sus entrañas. Y astuta

la persona que con su obra ejecuta

en su alma, colosal vulneración.

Sucumbió al sopor que provocó

la labor de individuo tan perverso.

Vencida la opresión él vislumbró

la evasiva al infierno y ya converso

en temible vengador, su arma asió

y en cruenta redención se halló inmerso.