¡Fluyan!

Los afluentes de la noche deambulan,

ebrios de tantas bohemias,

buscaron topar su designio,

pero el diván fue efímero,

y solo un lamento fracturo

aquella jornada,

a lo lejos,

la luna adultera festeja,

las brisas crepitas divagan,

y los astros,

ellos son inmunes,

habitan mi comarca encantada,

allí,

donde tus ojos decantan la luz,

gritan,

irrumpen,

advierten,

¡apresuraos aves del silencio!

que ya la espesura torna victoriosa,

y el ocaso engendra luceros,

entonces,

será el epílogo vuestra comparsa,

habitara perenne,

rubricara columnas,

poseerá milicias,

santificara balada agoreras,

mas espero que al alba,

las gradas no me sean esquivas,

ya que la cruz de madera,

no necesita mi presencia...