En el silencio,

recordé mi vida, mis sueños

y mi presente,

recordé la imagen humanizada de dios,

recordé lo que pensaba de él,

por un instante me consideré olvidado,

sin fuerzas en mi corazón

y presentí una soledad inmensa.

Es placentero observar

a las personas recorrer la ciudad,

soy uno más de ellos,

una lágrima recorre mis anhelos,

mi madrugada

y mi arte.

Perpetro un recorrido,

por una vereda del sur de la ciudad

el cual me observa con ansias de libertad,

el viento y los árboles presienten

mis plegarias,

mis deseos y mi adolescencia.

Dios

es un secreto,

que no deseo descubrir,

su espíritu me orienta

cuando me pierdo

y no deseo volver a vivir

en esta sociedad,

en esta ciudad la cual jamás pensé,

en este teatro farsante;

puedo ser anónimo y desaparecer,

sonreír y vivir contigo y los demás,

puedo ser un artista y llorar en la creación,

puedo concebir un dios para ti y para mí

en el sufrimiento,

en la miseria,

que es nuestra,

puedo soñar con dios

o sonreír y ser yo,

mi dios.