Andando ha paso lento por el calendario de los días

tropiezo con todo tipo de dialectos,

leguajes diferentes que forman parte del mismo idioma,

culturas varias, ideologías y hasta rudos comportamientos.

Rondando arriba y abajo, preguntando por sentimientos

llorando penas ajenas y de amarguras llenas,

frases inconclusas que con lágrimas se envenenan,

palabras en el silencio de la noches, sus gritos suenan y resuenan.

Divago por todas partes libre como el aire,

juguetón como el viento que sopla y arrastra los recuerdos.

Vagando he conocidos millones de nombres,

he compartidos con ellos, algunos perdidos en sus reminiscencias lloran,

otros sonríen y se afanan por revivir sus vivencias,

algunos sienten que han tenido una ¡Perra vida!

Y cuando ven a un perro en la calle dicen sonriendo allí va mi vida.

Historietas que se repiten, algunas publicas otras privadas,

pero al final no puede ocultarse nada,

personas que siguen buscando después de todo haber encontrado

y se encuentran en sus traumas encerrados,

personas que no callan y yo escucho en silencio a sus almas pedir ayuda,

personas que mueren de su vida ajena y allí estoy yo para auscultar sus penas.

Recorro largos trayectos consolando al descuentuelo,

buscador de historias y testimonios de la gloria,

plasmando el goce divino o llorando ese amor sufrido,

yo divulgo sus cuentos y dibujo sus secreto,

divago por el camino de la felicidad etérea

haciendo el papel de sabio sabiendo que no hay camino a la felicidad

porque la felicidad es el camino,

yo pinto sus sueño en letras modeladas

que parecen bailar al ritmo de toda conciencia,

yo me alimento de tus vicios y hasta de tus defectos,

juego con tus bajas pasiones y te fabrico las ilusiones.

Esta hoja es mi mejor testigo para el juicio de lo narrado

por los días que a mi lado te he llevado.

No existe insignificante peregrino,

cada errante vagabundo tiene su propio mundo,

cada loco preso de su locura lleva consigo su crónica

y mi trabajo no es otro que hurgar en su pasado,

descubrir la hecatombe causante del detonante de su cordura,

de la destrucción de sus sentidos y de la muerte de su preciosura.

Puedo ser nada ni nadie y a la vez estar lleno y completo,

puedo oír al viento como al pasar por mi cara me cuenta tus secreto,

hipnótico y voluntario confiesas tus tristezas

y yo la retrato en mi cuaderno,

no hay lejos escondites ni la mas alta montaña

donde se oculten de mi tus hazañas,

no lo puedo evitar por eso existimos mi lápiz y yo,

para escribir cada rumbo porque en este mundo yo divago y divulgo