El excesivo lenguaje

atiborrado del rencor

Se hizo eco

en las montañas escarbadas

de un pecho.

Brotes de rabia nacieron

de sus famélicas fauces.

Universo herido y hambriento

Parió sus broncas frustradas

Y en el Armagedon de sus tristes vidas,

Alguien que no era ella

lo vio cruzar en silencio;

el mar de los mártires caídos.

Colándose de su ego el céfiro

retumba en mis balcones.

Entre olivos encendidos

trae el recuerdo de aquella

y sus pasiones escondidas

Demasiados disparos a quemarropa

arrojan los rayos en días de tormenta.

Liándose con sus muecas tenebrosas;

la venganza injusta hacia una estrella

¿Qué más da poner el corazón sobre la mesa; si cuando el que está herido,

no ve por las heridas de la ceguera?

Ardiendo de caos va la razón

y se olvida toda coherencia

y cercanas a la muerte misma,

al funeral no llevan flores,

sino un ramo de estrellas. 

Manos dañinas dejan en suelta simbólica,

un adiós de aplausos nebulares!,

como si el instante de un beso

fueran los espacios de un…

Te amo en destacada agonía.

Duele y lo se, es como si

te arrancarán la piel de cuajo.

Titilando ternura entre

pequeñas partículas de olvido

se desvanece lo vivído.

Demaciado descuido para inmortalizar

el sólo instante en que se quedarán

los labios en un universo

lleno de indiferencias.