Riéndose, burlándose con claridad del día,

se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.

No quise más la luz. ¿Para qué? No saldría

más de aquellos silencios y aquellas lobregueces.

Quise ser... ¿Para qué?... Quise llegar gozoso

al centro de la esfera de todo lo que existe.

Quise llevar la risa como lo más hermoso.

He muerto sonriendo serenamente triste.

Bajo tu piel avanzo, y es sangre la distancia.

Mi cuerpo en una densa constelación gravita.

El universo agolpa su errante resonancia

allí, donde la historia del hombre ha sido escrita.

como angel desterrado que quiso evitar y

que nada evita,

aleteo sus alas pegadas al cuerpo al son

de las campanas de la ermita,

el aire azul en la noche grita y al camino

verde en flores marchitas,

un beso blanco de un pobre manto que no levita,

del cielo vino y en el habita.