Ya no hay aves en el paraíso, ya no hay rosas en forma de risos, no existe el viento que adornaba tus vestidos, ni la gracia difusa que reinaba en tus pies rojizos, no se ve bien tu ayer, desde que despierto lo rememoro y quisiera hacer confuso su esbozo. No me deja espacio a la expresión, la imaginación se me atropella buscando la forma de salir de mi cabeza, sois la fuerza creadora que explota a cada hora.

Mi tiempo se ha vuelto denso, tan poco ágil, tan poco suelto, como en las mañanas que se me aparecen en un blanco y negro quitando lo alegre de un paisaje que siempre es pasajero, pero que deja huellas muy adentro, así como tus momentos, tan suaves, tan finos, tan esquivos de esa quietud que resonaba en una paradoja, esperar que tu esencia se quedara a tomar parte de un destino tan seguro y tan definitivo, era como contemplar el crepúsculo y esperar que su imagen se detuviera en el momento justo por más de mil segundos? esperar que te quedaras, es creer que existe el paraíso, es negarse a ser parte de una fantasía, que tiene un principio y un final con un punto vacio?