Apasiona locura que me asalta.

Éxtasis que me hace peder la cordura

que nace en sus brazos “Dueño mío”

y entre acunados refugios se me olvida.

Las series morbosa del pasado.

¡Permiso señor!… Tomaré lo que ya es mío.

Regáleme los besos anhelados,

“El goce del temor que me ha extasiado”

Perdiéndome entre dulces suspiros.

¡Seductor impetuoso de mis noches!

¿Cuándo; usted a mí ha llegado?

Si hasta ayer sólo escribía desde el olvido

Y hoy sangran las venas de mi pluma

y se eclipsan mis grafías sin reparos.

Se alegra el espíritu exaltado

Con sólo saberme ya leída;

por alguien que me cambio el destino,

sin necesidad; de ganarme en la partida.

Hoy sueño con sus labios encarnados;

bajando cual rosa apasionada

la pendiente fugitiva…

Trayéndome abrigo sin medidas.

Me hechiza su mirada de ángel niño.

con sus pupilas de chispas encendidas,

Capturada por la magia de sus manos,

se entrega mi vida sin mesuras.

Deje de ser prófuga en otra vida.

Ahora soy indómita cautiva.

Se me chifla la ternura

De los continentes de mi mente.

Cada vez que lo recuerdo,

Se abren las fronteras de la vida.

Soy naturaleza viva.

Esperando dar sus frutos.

Ímpetu desbordado

de éste corazón naciente.

El mismo que seguro se disipa

si mis versos lo nombran por accidente!

¡¡Gemido del amor que va naciendo,

y se hace en mi futuro ya presente!!