Cuantos soles, cuantas lunas han pasado desde que tengo uso de razón,

ha cuantos amaneceres le he dado los buenos días

y a cuantos crepúsculos he despedido,

cuantas noches he llorado por no tenerte a mi lado,

cuantas veces me he sentido humillado.

Que incongruente idilio entre el odio y el amor,

que persuasivos son aquellos que buscan beneficios aprovechándose de mi buena fe;

pues hoy no me da la gana de escuchar en silencio;

no jugare mas a ser el mudo, no me place creer tus mentiras,

tus mediocres condiciones y tus hipócritas razones,

hoy me he dado cuenta que tu ilustre arrogancia

no es mas que una burda mezcla de idiotez con ignorancia,

he dejado de creer en tus falsas promesas de amor,

el fraude de tu corazón marchito toda la ilusión,

hoy no mirare al cielo en busca de una estrella fugaz para pedirle un deseo,

analice tus entupidos argumentos

y descubrí que no eres mas que una coraza de carne con huesos

pero vacía por dentro, no mirare atrás ni buscare mas respuestas,

no me importa tu querella litigante en contra de este absurdo poema,

no volverás a burlarte de este ingenuo porque hoy he dejado de ser ese niño bueno.

Hoy no ayudare a nadie,

puede caerse el mundo a pedazos y no intentare detenerlo,

no tratare de curar lo que no tiene remedio,

no me tragare un insulto más, sacare afuera todo lo que llevo por dentro,

gritare cuanto sea necesario, limpiare mi alma de todo veneno,

desde ahora sere un hombre nuevo, he dejado de ser ese niño bueno.

Me importa mucho este mundo, me preocupo por sus habitantes,

pero ya ves querida que esta lucha es incesante,

no se puede ir en contra de la corriente,

no se puede pretender que las cosas cambien,

no se puede creer siquiera que todo el esfuerzo valio la pena;

tu traición me arrojo al fuego, me ha quemado en su ardiente hoguera,

dejando de ser el ciego que tu quisieras que fuera,

ya no escuchare mas tu auxilio,

sumergida en tus tristes cantos,

reza si quieres a un ser divino para que te salve de tus espantos,

me divorcie de la paciencia y tomare sin permiso lo ajeno,

ya no creo ni en mis propias creencias,

hoy he dejado de ser ese niño bueno.

Mañana; mañana ya veremos.- desahogo