Volviendo borracho,

Por la carretera,

Yendo por el paso;

Cruzando los ingenios

De noche, en un cielo estrellado.

Recorriendo las hectáreas

Mi bicicleta frenó ipso facto.

Veo que la cadena,

Se había escapado.

Me agacho para poner

La cadena que se había estirado.

De pronto me percato,

Que había alguien parado a mi lado.

Un hombre alto y delgado

De negro, que en vez de pies,

Tenía patas de caballo.

Su cabeza cómo el de un potrillo,

Sus ojos cómo brasas al rojo vivo.

Sin miedo lo desafie,

A que peleara conmigo.

De inmediato siento cómo mis pies

Del piso, estaban levitando.

Caigo contra el mismo piso

Dos tumbos me había concedido.

Tirado cómo un enclenque

Comenzaron los golpes

De aquel individuo.

De no poder soportar el dolor,

Me desmayó rápido,

Perdiendo el sentido.

Me despierto...

ya había amanecido.

Mi bicicleta seguía parada,

Al lado del camino.

Gente se habían acercado auxiliar me

Preguntándome

qué me había sucedido.

Todo orinado me retiré

Llevándome los moretones,

De aquel Maldito.

Autor: (SNLB023) Santiago Nahuel López Brito.

Miércoles 27 de Marzo del 2024, Tucumán, Argentina.