Sebastián ?Mas Dolor? solían llamarle los habitantes del Barrio Olvido, se le podía ver todas las tardes sentado en un banquillo en la Plaza de la Amargura justo al frente del Parque Recuerdo. Sebastián a menudo sonreía con gracia y simpatía y sin duda fue un gran amante de los niños, en cada atardecer justo a las 6:00 p.m. se levantaba miraba al cielo y lanzaba un beso al viento con tal ternura que ha muchos se les hacia un nudo en la garganta; luego se desvanecía en la distancia con su andar cansado llevando consigo un dolor mas fuerte que el dolor.

Yo era muy chico y no podía entender ¿Por qué a las 6:00 p.m.? Justo a las 6:00 p.m. su sonrisa desaparecía y unas inmensas lágrimas se asomaban por aquellos ventanales del alma; caían al suelo pesadas como sí de piedras se tratase y en segundo rompían con toda alegría. Su figura imponente inspiraba un profundo respeto, sus arrugas y canas reflejaban lo vivido y así cada tarde se marchaba con su llanto desgarrador.

Los años pasaban y aquel fragmento de película se repetía, una curiosidad inmensa me estaba quemando por dentro, me estaba robando el sueño y esa tarde estaba dispuesto a matarla. Impaciente espere el momento, aquella parecía las mas larga de todas las tardes, los minutos se convirtieron en horas, los segundos en minutos hasta que al fin llego el momento.

Sebastián ?Mas Dolor? se levanto y comenzó con su rutina diaria, como si de un ritual se tratase, camine lentamente hacia él, a medida que me acercaba sentía hasta mis huesos estremecerse y cuando al fin lo tuve al frente lo tome de las manos y un poco asustado y dudoso pregunte. Sebastián ¿Por qué lloras? Sebastián bajo la mirada y vi en sus ojos aquel sufrimiento, se limpio las lágrimas y con la voz quebrada por el llanto respondió: ?Porque la muerte se vistió de novia y con ella me he casado? aquellas palabras de Sebastián produjeron en mí la pena más grande que en mi vida había sentido, Sebastián esa tarde no se fue, él se sentó en el mismo banquillo de siempre su vista se perdía en el vacío y parecía unirse con el infinito; yo seguía allí observándolo, conté mis pasos hasta llegar al banco y cuidadosamente me senté, no dije mas nada solo me quede hay, esa frase hacia eco en mi mente hasta que repentinamente una voz triste y cansada interrumpió mis pensamientos:

Hoy lloro por no tenerte, hoy lloro porque te has marchado,

no llores tu alma mía que de nuevo me he enamorado,

pues la muerte se vistió de novia y con ella me he casado.

Vivo con tu recuerdo

y tu recuerdo es mi llanto

mis lagrimas son tus besos

y mi lamento tu encanto.

¿Por qué? Pregunto cada día

¿Por qué? Mi dulce amada

respóndeme desde el cielo

si aun estas enamorada.

No se si perderte fue un castigo

por haberte amada tanto

la muerte ha jugado conmigo

y me ha arropado con su manto.

Un gran sufrimiento y dolor

reinaron desde entonces en mi vida

hoy lloro por tu partida

rememorando ese inmenso amor.

Mi tiempo fueron tus brazos

mi razón fue tu pasión

hasta ese día que tu muerte

me arranco el corazón.

Llévame al infierno si quieres

pero calma este tormento

como quisiera poder verte

aunque fuese un momento.

Pero no desesperes princesa

pronto estaré a tu lado

pues la muerte se ha vestido de novia

y con ella me he casado.

Aquel recital de Sebastián penetro hasta las fibras mas profundas de mi ser, y al fin comprendí porque le llamaban Sebastián ?Mas Dolor? y es que no puede haber dolor mas grande que ese. Después de que me dijo todo aquello se levanto y me miro nuevamente a los ojos pero esta vez de una forma diferente, lo note mas tranquilo, se despido de mi con una tierna sonrisa y desapareció en la nada como todos los días yo solo me quede allí sentado observando como se desvanecía a lo lejos.

Esa fue la ultima vez que lo vi, nunca nadie supo nada de él y hoy en su memoria su banquillo esta intacto y reservado por si regresa aunque todos sabemos que no volverá pero sigue siendo su banquillo, el banquillo de Sebastián.-