Aun le quedaba un cartucho y no podía permitirse fallar,

con su ojo puesto en la mira su pulso controlaba

pues sabía que era su última oportunidad,

librarse de aquello que por muchos años rondo,

bailo y festejo como quiso en sus pensamientos,

lejos del desespero mantuvo su calma,

si había esperado toda una vida

que importaba unos segundos mas,

dejo la galbana arropada en cama

ahora debía atinar, dar en el clavo

y así decir adiós al dolor

y a la tristeza un punto y final.

El sudor comenzaba a fluir

y su corazón se agitaba como azotado por un huracán,

despabilo por fin sus instintos y casi podía auscultar

la sonrisa y el festejo de la libertad,

que pronto serian las que reinaran en sus días,

sobrante de seguridad su cartucho detonaría

la ultima bala para ganar.

El estallido rompió el silencio adaptado para su concentración,

cerrar los ojos angustiado fue su primera reacción,

deseoso de averiguar el resultado de su disparo,

miraba al frente y a los lados un tanto excitado

Con lentitud los segundos se convirtieron en horas

y por instantes casi eternos se detuvo su respiración natural,

pues haber acertado o no, las consecuencias podrían ser mortal,

entonces volvió la luz y junto a ella la claridad

con eufemismo y euforia sonrió ya con tranquilidad,

al ver tendida aquella amargura, la que yacía en su alma de par en par

Una lágrima se asomo y al cielo pidió perdón

?yo no te quise matar?

Pero si no eras tú era yo,

instinto de supervivencia de un ser humano normal

ahora que en mi corazón no vives

será mañana para mi un nuevo despertar

y como el ave fénix de las cenizas resurgir

abrir mis alas y echarme a volar.-