Busque en el baul de los recuerdos,

alguna señal, quizá una carta, quizá una flor,

marchita por el tiempo, guardada en la Biblia.

Mis manos todavía vacías pues,

ha sido algo esquivo el amor,

mi juventud ya paso, pero mi corazón, mente y alma

aun es pura claridad, una ventana de luz.

Mi identidad es sencilla, la sonrisa me identifica,

la ternura un encanto que todos deberíamos cultivar,

en la vida, mujer luchadora ante la adversidad.

Cuando la pena ha caido en mi camino,

intento ver la luz y dejo espacio a la esperanza.

A flote hay que salir, aunque se hunda el alma en lágrimas,

la alegría, sin duda vuelve a salir entre luceros.

El aire se pinta con tu voz de tricolor,

como la frescura del alba, bella

la alegría del silencio, para escucharte,

con un acento distinto al mío,

la magía de poder volar con la poesía,

los amigos verdaderos siempre son una luz,

sobre todo en los momentos de sombras.

Ya te concidero un amigo,

quien sabe que deparé el tiempo,

claramente es un gusto conversar,

pienso en un ruizseñor cantando,

mas es tú voz del otro lado,

que acerca la distancia y la hace especial,

compañia linda ya sea, de noche o de día.

Te diré, sorprendida estoy, de los llamados,

feliz con este nuevo amanecer,

a la luz de una bonita amistad,

espero en el tiempo y la distancia, no sea motivo de olvido,

cultivando entre versos conocerte,

dos culturas distintas, dos pensamientos,

dos sentimientos, dos corazones, unidos por la amistad.

A ti amigo...de la linda voz.

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