No puedo dejar de pensar, ahora, permitírmelo tampoco, en aquellos esquelético y grotescos cuerpos de una anoréxica cualquiera, exhibida en una suerte de advertencia,

y a la vez ostentando una cadavérica bolsa de huesos ambulantes, ante los ausentes ojos de asombro de esta turba, como si de una feria de fenómenos se tratara; concebidas en la divulgación despectiva del cómo debería ser una estructura física, socialmente repulsiva

frente a la misma y ultrajante normativa que la generó, esa fuè a ciencia cierta, la ultima imagen que me llevè a la cama, arrancada del ordenador, como una pausa repulsiva entre èl mis sentidos, inquietos ahora, por lo que se había generado en mi conciencia,....

JORGE MATIAS CHICCO

DIC 1998