Son tus ojos dos lumbreras

Que en mi cielo resplandecen

Y disipan las tinieblas

Que me arropan y adormecen.

Tintinear de campanas tu fresca risa

Alegra mi vida cual burbujeante champaña

Cuando en brindis al amor entrechocan

De cristal, las copas finas.

Tu dulce voz tan varonil

Reverbera en mis oídos.

Sonora, cálida, vibrante, angélico sonido

Como pulsar de mágicas cuerdas de violín.

Tus crespos cabellos negros

Desempolvan remembranzas

Cierro los ojos y en mi recuerdo te veo.

No puedo acariciarlos; me invade la nostalgia.

Tu atezada piel exuda aromas de placer.

Maliciosa, me invita con ella, contigo arroparme

Y piel con piel nos deleitemos

Con deliciosa fragancia de hombre y de mujer.

Con pasión, incansables, como locos

Intensamente nos amemos, sin reserva

Y hagamos de la noche una eterna

Para que no salga el sol, ni amanezca.

Tu sensual boca que al beso incita

En mohín delicioso a morderla invita

Tu lengua tus labios humedecen en sensual caricia

Promete nuevos placeres, locuras escondidas.

Tus manos, el toque, mi cuerpo recorren

Avidas exploran aquí, allá, y se detienen.

Son tiernas, son suaves, son fuertes

Agiles, atrevidas; tanto, que enloquecen.

Amanecer contigo sueño, chinito amado

Descubrirte quiero, perderme en tus brazos.

Entregarme toda, mi alma te regalo.

Sentir tu amor anhelo y obsequiarte el mío

Que para ti ha tiempo en un cofre de oro guardo.