Y yo que te creía inocente

que besaba hasta tus huellas

yo que no escuche a la gente

que gran tontería aquella.

Yo que deambule por tu barrio

pintando todas las paredes

tu y yo en corazones flechados

ya había caído en tus redes.

Yo que te cría una santa

sin querer ser yo un monje

pero tenía la esperanza

que de mí te enamores.

Pero al besar tus labios

sentía muchisimas cosas

cómo si ya hubieras besado

mas de un millón de bocas.

Si al tocar tu cuerpo

era sentír otras manos

que quedaron de recuerdo

como dibujos tatuados.

Yo que quería enseñarte

muchas cosas perfectas

yo te creí mi estudiante

y me resultaste maestra.

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