Caminando por la calle

contando billetes y monedas

había un pobre don nadie

apostado ahí en la acera.

Me agarró del pantalón

y me pidió algo de dinero

y yo duro de corazón

lo ignoré igual que a un perro.

Esta vez me gritó

que le haga compañía

y yo duro de corazón

le fingí que no lo oía.

Pero luego se acercó

para desearme buen día

y yo duro de corazón

me cansé de sus tonterias.

"Yo no quiero darte dinero

porque fomentaría tu vicio

¿Por que no te levantas del suelo

y vas en busca de un oficio?".

"Yo no quiero hacerte compañía

porque soy un hombre decente

somos de distinta categoria

¿Que crees que diría la gente?".

"Yo no quiero me desees buen día

si tus días solo han sido malos

para mi eso es una hipocrecía

que me desee suerte un vago".

Regresando por la calle

sin billetes ni moneda

asaltaron a un don nadie

y hasta el vago se regresa.

"Ya no puedo darte dinero

y he pasado un mal día

si lo aceptas hoy te ofrezco

mi mas plena compañía".

El hombre pobre sonrió

y entonces le extendió la mano

el terco ahora al recibirla notó

que se le habían perforado.

"Ya has aprendido la lección

ayuda al que está necesitado

pero siempre hazlo de corazón

nunca des monedas obligado".

"Muchas veces he tocado tu puerta

cuando en oraciones me has llamado

pero cada que te dí una respuesta

la entrada tu me la has negado".

"Pero siempre te he esperado

hoy te he puesto a prueba

pero fuiste rudo y desconfiado

tenías el alma muy negra".

"Pero perdiste tu altanería

y vienes a mi arrepentido

por eso te ofrezco mi compañía

pues quiero estar contigo".

Desde entonces doy testimonio

de lo que en esa calle he visto

pues me liberaron de mis demonios

en ese mi encuentro con Cristo.