Si tuviera que elegir

como sería mi partida

es ésta la preferida

cuando me tenga que ir...

Que sea una madrugada...

después de pasar la noche

de farra, y como broche,

en vez de dormir la mona

dar trabajo a las lloronas

dejando la atorranteada.

Quiero partir de ese modo,

que no me siga ni el perro.

Que del otro láo del cerro

no quiero andar preocupáo

pensando que en ese asáo

no pueda empinar el codo.

Se lame bien el buey solo.

Así es como ha de morir

aquél que supo vivir

sin pedir nada prestado,

solito y acostumbrado

a volar como el chingolo.

¿Aquí?... ¡que siga la farra!

Nadie debe entristecerse,

tampoco luto ponerse,

ni siquiera los parientes.

No quiero escuchar doliente

el gemir de las guitarras.

Que me toquen chacareras

de las que suenan alegres.

Como el niño del pesebre

quizás regrese algún día

pa contarle a los gomías

cómo sigue la carrera.

Será una noche cualquiera

que vuelva con mi guitarra

pa cantar bajo las parras

de aquellos patios añejos.

Me acompañará ese viejo

que me crió a su manera.

Quisiera decir apenas,

a aquella mujer que supo

enamorarme sin grupo

una cosa que me aflije:

De mi amor nunca le dije...

pa no causarle una pena!

ergo