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Necesito ese cantar de sus voces,

Sus repiques y tonadas,

Esa su fuente de oleajes

De su afecto y de sus gracias,

Ese su oasis de bondades

De verdades sin falacias,

Esa templanza que esparcía,

Cada beso en sus miradas.

Necesito aquel susurro...

De su bálsamo y aroma,

Que se adentre entre mi piel

Con su fragancia,

Que me asistan para siempre

En cada estancia,

Para sentir y percibir,

Esa su magia que se asoma.

Necesito de su mano,

Que se afiance y que me abrigue,

Ese gabán que impregna sueños,

Caricias y destellos

Para llenar cada vacío...

Con sus pactos y sus sellos,

Para acoplar cada caricia,

En cada gota que mitigue.

Necesito sus remansos,

Su manantial sereno y reposado,

Repasar cada rincón...

De su efigie y de su halago,

Cada abanico de suspiros,

De ese su aliento vago,

Refrescando mi existir,

Con su sombra aquí a mi lado.

Necesito esa clemencia...

La que me donaba perdones,

Esa amistad, ese candor

Que me adosaban la calma,

Ese consejo, ese soñar...

Que amenizaban mi alma,

Ese consenso de razones y motivos

Para añorar sus dones.

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