hace días que no subo al techo de mi casa.

estaba desterrada en la realidad.

la lógica me cruzaba de brazos y no

veía mis manos hablando de otoños,

ni de caracoles humanos. No las veía hablar

entre ellas sobre lo que no muestran las cosas.

el lápiz estaba detenido en las hojas,

y la mente envejecía en la razón.

callaban las palabras en los libros cerrados.

callaban las palabras de la vida.

callaban las palabras en la vida.

hoy he interpretado aquel silencio...

silencio de abril repleto de llantos,

pero tenía tanto miedo de llorar que mi aliento

prefería esconderse.

¡¡¡no podía soñar!!!!

me alcoholizaba

buscando el caos de los momentos,

aquellos que caen desde la piel al papel,

aquellos que se acercan a la locura

de un cigarro desnudo a la hora de la

oscuridad...

Ni la noche me daba consuelo.

la tierra estaba metida en cada poro.

cuando miraba por la ventana veía sólo

personas y calles, tal vez un poco de cielo...

tal vez... sólo un poco...

quiero volver a suicidar la realidad.

quiero volver a entrar en laberintos.

quiro volver a ver puertas cerradas,

abiertas por mi.

quiero abismos, quiero abismos...

quiero tangos, quiero miradas más allá.

quiero zapatos, quiero ojos, ojos, ojos...

imaginación.

quiero que mis zapatos no sean zapatos.

quiero sangre, quiero andenes... poesía.

callaban las palabras de mi cuerpo.

callaban las palabras de mi pieza.

callaban las palabras de mis calles.

callaba el otoño, y gritaba de rabia...

gritaba...gritaba...

no podía soñar!!!