La paloma equivocó el rumbo,

oscuro se puso el cielo

antes de caer la tarde.

Parapetado,

observaba el cazador,

sin dudar apuntó al blanco

- en su hacer era bueno -

de manchitas le pintó el pecho,

sus alas perdieron fuerzas,

por inercia abrazó el suelo.

LLegó la mañana nueva;

el dolor rasguñaba su alma enferma;

ella,

que nunca hizo daño,

sola,

sangraba...

amparada por arbustos

que paliaron el frío del desengaño.

¡ Levántate, paloma !

alza,

antes que te enfríes,

en caliente

la muerte no sonríe;

ya verás que en tu vuelo largo

debes mirar de lejos el vado

¡ Remonta a pura tristeza !

nada existe que te venza;

el mundo se hizo para ti,

y tus ganas blancas no son de allí.

¡ Paloma herida, encumbra !

que no te sorprenda

otra vez...

la penumbra...

Margarita

07/11/07