recuerdo que habìa una ventana que daba al azul,

abierta y un poco torcida, tal vez por el tiempo,

tal vez por el viento, tal vez porque solamente querìa.

Las ventanas se mandan solas, nadie las detiene,

nadie las domina, pero no quiero venir hasta

ustedes para ponerme a hablar de ventanas,

es màs bien sobre quien la miraba, quien la observaba, quien la dibujaba y se la colocaba como quien se coloca un vestido, o un pensamiento en el cerebro para no parecer tonto.

es asì como de repente ya llevaba dos horas conversando con una mujer que solamente miraba una ventana,pero no me enoje, preferì sentarme en el sillòn rojo, dando la espalda a la maldita escena.

Encendì un cigarro de marca dudosa, abrì mi blusa,

coloquè las piernas entrecruzadas para mostrar un poco de mi, me levantè sin levantarme, fue un desdoblamiento de la mente, me vi obscena y ridicula queriendo llamar su atenciòn.

Me acerco a ella, despacio, sutilmente, y en un ràpido movimiento le arranco la oreja izquiera de un sòlo mordisco, me la como, y no me importa. Ahora tendrà mejores razones para no escucharme.

no se dio cuenta, no se acerco, ahora prefiero callar lo que pasò, solamente se los dejo a la imaginaciòn, y a sus mentes perversas.