Ella nunca se había visto

A un espejo.

El único

panorama

que tenía sobre

ella

misma era

lo que su madre

Le contaba.

“Tienes brazos

muy gordos”

“Tu cintura no

se nota”

“Tus ojos son

horribles”

“Tu sonrisa no

es

prolija”

“Tu nariz no

es

respingada”

“Tus orejas

son muy grandes”

“Tus cachetes

tienen grasa

de más”

“Tu cuerpo

no tiene forma”

De tanto oír

esos comentarios

envidiosos

Termino por

creérselo.

Y cada palabra

que le dijera su

madre

ya no le podía

afectar,

¿por qué

odiar? Ya sé

Odiaba.

Hasta que un día

harta, quiso

ver su

repugnante

y asqueroso

Reflejo. Pero

algo

Que no imagino

paso.

En vez de ver a

una

chica horrenda,

tal como la

habían

hecho creer,

vio a alguien

hermoso.

Muy contraria a

lo

Que le habían

contado.

En el momento en

el que se vio al

espejo,

deseo verlo mil

veces más.

Asombrada por su

aspecto.

Y se preguntó,

¿por qué todos

esos años había

creído algo

de la boca de

los demás,

sin antes verlo

por sí misma?

¿por qué se

juzgó tanto?

si ni siquiera

era una verdad

Lo que le habían

compartido?

¿por qué se

dejó cegar por el?

Ojo ajeno?

Entonces

comprendió

que cuando algo

bueno tienes,

los demás

sabotearlo querrán.