En principio estabas obsoleto, gélido, distante de los sentimientos y también de mi cuerpo.

Peor fue cuando hablaste, tus palabras calmadas pero enojadas no dejaron de ser crueles dagas enviadas a mi pecho.

Y ya no quedaban excusas para decir, este era el momento.

Y me declare ante ti.

Te dije todo lo que me haces sentir, que no puedo ni pensar en que te puedes ir.

Y que si te marchas mi amor, yo no se, realmente no se que haría sin ti.

Por que te amo desde lo más profundo, tus llenas mis surcos, mis huecos.

Tus manos son las que me acarician y calman mis tormentos.

Me infectaste el corazón, llegaste a mi vida, marcaste, hiciste estragos en mis pensamientos.

Borraste de un plumazo mis malos recuerdos.

Y como no temer la posibilidad de perderte y de que te alejes por este mal presagio de un pasado que ya no existe, que ya quedo en el tiempo.

No te marches dame la oportunidad que yo espero.

Ve que soy una mujer diferente que te ama y no te quiere ver sufriendo.

Que haría todo lo que tú pretendieras si me dejaras intentarlo,

si me dejaras hacerlo.

Victoria Alejandra Quiroz © 2007