Santuario del borracho
Santuario del borracho
En el baño se descubre lo que se paga, entré las torrentosas volcanadas que hacen fluir líquidos mezclados de verduras y cereales ingeridos en juerga.
Hincado frente al retrete implorando un descanso del fuego que proporciona los agrios sabores desguatados en la tarde en la que esto e pensando.
Deslizándose en bicicleta entre canales y árboles que airosos muestran sus capullos para hacer bienvenida a la primavera, donde la angustia se incrusta en el pecho al no tener un centavo en los bolsillos.
En la vista se reflejan, los turistas que entran y salen de tiendas y bares, la angustia se hacia extensa en el cuerpo al verle desde lejos, ése maldito automático.
Donde el poder se hace realidad de la gran sorpresa y alegría al este escupir billetes esperados en silencio.
El cielo descargaba lagrimas de alegría que hacen resguardarse como cualquier turista en EL DUENDE donde el aparece, el sol que irradia con sus rayos de luz las gotas de llovizna.
Recuperado de alma haces la entrada al bar que hubiera quedado en el pasado, no por desinterés sino por los míseros pesos que existían en la economía y en la de otros, ese poder que nos llamaba a estar juntos, nos había echo encontradnos en los bares, compartiendo nuestras vidas y las formas de arte de toda clase de emociones.
Cantores que mostraban el sentimiento gitano, danzadores y hermosas mujeres que en sus danzas y gracia con gritos al viento demostrado en sus facciones de sus caras hasta el punto de querer arrullarlas y perder la cabeza, en la irradiación del sexo.
Mientras degustaba un mal vino rojo, de un sabor agrio, la sed del alcohol me hacia al descubrirlo en los primeros sorbos, estos que también daban calor al cuerpo del meditar sentimientos.
Pensaba, en la paranoia se hacia ver en la sociedad Norte Americana habiendo sida incrustada en la moral al sentirse perseguidos.
Reía, preguntándome, si no todo el mundo debería preguntarse: ¿cómo el candidato de la presidencia Norte Americana retirara las tropas de Irak?
Una vez más leía los pequeños pensamiento de García Lorca que me recordaban sus poesías y pensamientos.
el luchar no es un pensar,
el obrar es un poder
Me había quedado pensando, que para conseguir la paz en Irak, se necesitarían por lo menos
dos generaciones para apaciguar el odio, y recién podríamos de hablarse de democracia.
Una llamada telefónica, me hace tomar la bicicleta a casa, recordaba que había bebido
una ginebra y cuatro cervezas, sabia la cara de ogro ponía, si tan temprano llegaba ya doblado.
Pensaba que podía enfrentar esta lucha de palabras y malas caras al pensar rápido, inventando un menú y así eludir el contacto, refugiándome una vez mas en la cocina, carne me decía, así compro un par de botellas de vino haciéndole así el ritual del asado al tener el vino para que este sea regado.
Al pintor nunca le faltaran los colores en las verduras, pintando los platos que servirá
donde las verdes tonalidades se engrandecen en todas sus dimensiones componiendo el blanco, roja es la raza araucana y naranja la patria donde se cobijaba.
Durante la comida los periodistas de la radio se escuchaban preocupados al tratar de explicarse como podían haber craqueado las tarjetas de seguridad que dan la entrada a casi todos los ministerios, regimientos, municipalidades, penitenciarías, ya no existía en holanda la seguridad me decía, cualquier terrorista podía pasearse por los archivos secretos he edificios de gobierno y empresas.
Existía el debate y el miedo del espectador del film anteislámico en donde quedarían demostrado lo cruel y bárbaro que era el Islam.
Haciendo venia al retrete que producía volcanadas estomacales me prometía, nunca mas beber en exceso.
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