Me deshice de la primicia, -señores-

fui un charco de estomago,

me desquicié, le pinté el cabello

como una sueca de Estocolmo,

le boté las luces por debajo de la noche,

la hice sentirse protagonista, /no un extra/.

Ella fue un estorbo

para los que no les gusta el mundo al revés,

yo le di la vuelta a su estilo

le cambié de forma simbolica

su apellido por el mio,

la arropé con excusas de vino.

Le hice ver el cielo roto

y luego se lo coci,

envuelto se lo di,

le calenté la entrepierna

/con mi laser/,

(la misma del nombre

y apellido corto)

adiviné su pensamiento

con aquel poder psiquico

que me heredaron por ser poeta,

y la hice presidenta de mi congreso,

la radiqué por mis parcelas, /obvié rencillas paralelas/

le inflé, ochos globos con su ego dentro,

los estallé!

Me hice esclavo de sus recuerdos

y sigo viciado con su cabello de Estocolmo

aunque no sea rubia /y ya sea esto el colmo/

es preciosa como sueca

y blanca como danesa,

por eso mi estomago se hizo un charco

y ocupé escribir para reguardarla,

perdi mi astucia por creer en su argucia!