Tengo una foto de la Virgen

tomada al atardecer,

cuando el último beso

a su enamorada enviaba el Sol.

No es una imagen cualquiera,

porque ella

me acompaña desde niña a mujer;

está enclavada en la roca del cerro

que bordea la Costa, 

protegiendo al Océano con Divino  placer.

A unos pasitos

está la playa de mis cuentos, de mis sueños que aun sueño;

dentro de su Gruta melodías entona el viento,

acompañado de arpegios del bravío mar,

ese grande que amo tanto,

allí la fui a encontrar.

Fue sitio obligado para vacacionar,

en principio, demasiado no me gustaba,

pero era lugar seguro, no muy costoso,

cuando a mis gemelas debía criar.

Hasta cumplidos cuatro días

no me podía acostumbrar,

pasando ese crítico tiempo,

o me quedaba,

u, obligadamente, había que regresar.

Mi SEÑORA del MAR

¡ cuánto me ayudaste en el caminar !

mis llantos de desconsuelos

muchas veces bajaste a secar

yo lo se...

Un día te dije :

" Madre, quiero un hijo para venirte a mostrar"

" Hay tanta juventud en ellos,

que me averguenza lo vacíos que están"

¿ Lo recuerdas, Dama con perfume de sal ?

Al año siguiente no te pude visitar

porque muy avanzado estaba en mi vientre

el milagro que hiciste realidad.

SEÑORA de siempre...

de ayeres y de hoy;

de mis risas y de hayes,

te recuerdo en Inviernos bravos,

y la lluvia golpea fuerte en el techo,

me pregunto:

¿ estarás abrigadita en tu casa de piedra y mar ?

y rezo...

y rezo...

"Dios te salve, Maria..."

.

.

Margarita

29=02=2008

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