Si pudiera parar el reloj

y dejarlo muerto en un destello,

sería ala ancha,

traje largo,

un hálito diáfano de bombín y absenta...

la dulce melodía de un suspiro por tu cuello...

un reflejo sobre el rostro de los necios

que sin oler a corazón sordo

se pasan todo el día jodiendo.

Si pudiera creer en mí,

como creo cuando me voy y sueño,

tendría la misma cara que el alma,

sería un solecillo de invierno,

sin muecas raras,

ni malos humos:

una baderita sin dueño

capaz de sacarte una sonrisa...

como si los chistes no se hubieran vuelto viejos.

Si pudiera olvidar

y mecerme en la angustia de lo incierto,

el aire no sabría tanto a ti...

ni resonaría ese temblor de resaca

como el millónesimo llanto de mis huesos;

Si pudiera perderme en la habitación oscura

del más gris de los granitos del desierto...

si alcanza a comprender los hilos cosidos

al tejido del viento,

volaría,

mi niña,

como si no importara una mierda soñar despierto...

Y que poquito dolería...

si pudiera irme lejos.

Si pudiera desaparecer

y hacer de oyente en las partidas del infierno,

si sangrara por fuera y no por dentro...

si pudiera andar descalzo

y marcar con mis huellas

la rutina del sendero...

a lo mejor,

allá a lo lejos,

tras la esquinilla rosa de algún dislate del tiempo,

te encontraría...

igualita:

tal y como eres...

y ya desnudo a navajazos,

volver al duende.

Si pudiera dejar de odiar al presente,

a mi mismo y a todos...

sin pudiera ser la imbermbe primera cana que escupe el otoño...

y convencerme

de que toda esta miseria

todavía tiene algún sentido sin ti.

Si pudiera saber que se esconde tras tus ojos,

nadar de puntillitas por tu cabeza,

verlo todo...

tocar tu esencia...

Y dejar de ser un loco.

Un haz de vacía luna

que aún aferrado a sus quimeras,

no deja de sentirse solo...

Y dejar de un lado la más gris

de las pobrezas,

volver a ser el alma de la arena,

dejar de ser una rémora

irascible

tirada por un par de ojeras...

Tener fuerzas

aunque sea para mentirme,

para fundir la ceniza en la hoguera...

Y apretar el aire a mi pecho,

y sentir el suspiro de las venas,

y creer, aunque sea en un destello,

que es posible que un día vuelvas.

03-04-08