En un día de febrero

conocí a un ser maravilloso,

el más precioso del universo

y ladrón de mi corazón entero.

Me cautivaste al conocerte

pero más aún al verte,

tu sonrisa resplandecía

con el sol al mediodía.

Imposible era ignorarte

puesto que me impresionaste,

bastaba solo con mirarte

y mis sentimientos demostrarte.

En tan sólo un par de días

viví un sueño de hadas

del cual no quiero despertar,

por temor que no puedas estar.

Demasiado perfecto es esto

para que lo nuestro sea cierto

pero es toda una realidad

que deseo dure una eternidad.

Llegaste a darle color a mi vida

cuando más lo necesitaba

por eso mi amor no tiene cabida

y crecerá hasta el alba.