Esperándote, sentado en el piso, imaginando como en futuro nos amaremos temporalmente.

Imagino tu cuerpo, tu piel suave, tu cintura entre mis manos prisionera de mis juegos.

Con la oscuridad comparto y en ella me encuentro esta noche, meditabundo y observador, un poco de música, fondo perfecto, climatiza y surca los limites entre el afuera y mi atmósfera, cálido rincón de mis próceres alternativos.

Esperándote me encuentro, sobre el piso recostado, sintiendo tu boca que se aproxima húmeda y vacilante, como un aspersor veloz que moja todo su alrededor, con intenciones de rozar mis labios y morderlos.

Me absorbes de a pequeños tragos y te disfruto pasando por imágenes de mujeres que recibieron mi mirada, mi atención, mi desvelo.

Te me entregas cual ofrenda milagrosa de mortales a dioses. Mis ojos, incrédulos por tu belleza, te analizan e inspeccionan. Buscan dentro de los tuyos la complicidad del placer, de alegría.

Y tu sonrisa, tu sonrisa maravillosa que me encierra en ese instante, en ese transcurso en el que aparece y desaparece al esconderse por detrás de la sabana tan tierna y musical tu pierna.

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