Negra y callada,

cubierta de lamentos ajenos que nada saben, así te reconozco.

Tus Noches se hacen nuevas, como el año que comienza,..pero sé que no tendrán fuegos artificiales ni chiquillos corriendo.

Sabes que una triste canción te hace ser fuerte

mientras tu puerta se habre para arrojar la salida al rincón donde nunca se encontró el retorno.

Dónde hallaré la camisa y las sandalias cómodas y la gorra de los yanquis,

y la música,

y aquellas galletas llenas de mermelada.

Queda, apenas, una grieta entre mi pasado y el viento,... para qué matar los minutos.

Mírate ahí, ahí sola y te ríes de todas formas,

no reconoces la seriedad de mis proyectos ni lo necesario que es una prorroga.

Caminé, incluso, robé un poco

y de qué me sirvió.

Muros, puentes, alambradas...Nada de esas impiden el inevitable Fin