Tengo una violencia de mares y gritos de mujer,

un huerfano demente y un par de zapatos colgados

en mi pared. Tengo dos ojos en el alma y uno menos

en la cara, unas copias de poemas añejos

y un triste retrato de mi abuela muerta.

Tengo una soledad que apunta hacia la puerta de

entrada, y yo en valparaìso perdida de pena.

De pura verguenza escribo por que la soledad sangra sin ningùn pudor, ensuciando toda la calle.

Entre los cerros me levanto, ante aquella belleza tiemblo,en mis cosas me escondo.

Cruzo a travès de la piel de una persona que nunca

ha visto al mar, lloro por tal injusticia.

Un temblor en la frente,

Una tarde frìa entre mis manos,

Un problema sobre las piel,

Una mentira a travès de los dedos,

Una mentira a travès de la vida.

Es la ùnica forma de seguir viviendo

en este Valparaìso mentiroso.