Nada mejor que el silencio

¡Calla! Si, no digas nada

No quiero romper el hechizo

Que nos regaló la noche

Cuando besando tus labios

Me mirabas de frente

Y tu cuerpo entero

Se saciaba de mí

¡Basta! Deja que sea el viento

Lo único que escuchen

Mis oídos amantes

No les hagas despertar

Pues el placer que mantienen

Es un himno a la lujuria

Es haber sentido acordes

Que sólo nacen del cielo

Pues como yo a ti te quiero

No encontraran otro amante,

Pues, te quiero cuando hablas

Lo hago, cuando gritas

Te quiero en la cama

Cuando callas y, me excitas

Desde? ¿Cuándo? ¡No lo sé!

Quisiera regalarte una estrella

Para que te ilumines con ella

Quisiera llevarte en mis brazos

Hasta el lugar que ocultamos los pasos

Para que nada ni nadie nos fuera a encontrar

Y estando bajo el manto estrellado

De una noche de lujuria

Poder abrazar tu cuerpo sin parar

Hacerlo con mi pensamiento, con mis manos

Con mis piernas, con mis besos

Con mi boca, con todo mi ser

Acurrucar tu cuerpo desnudo

Y lamerlo como si fuese de miel

Quisiera romper el lazo

El nudo que nos ata a este mundo

Y una vez logrado volverlo a hacer

Como un cuento esperado, como uno nuevo

Como el que he soñado contigo

Desde, desde? ¿cuándo? ¡No lo sé!

Viendo atrás, te sigo amando

He querido decirte cosas

Tantas que ni me acuerdo

He querido volver a vivir

Traerme cada uno de los recuerdos

Sin embargo no salen las palabras

Los pensamientos son opacos

Me cuesta tanto hablar

Declararte mis cuentos sagrados

Que a veces prefiero callar

Mirarte y, luego de comenzar

Este cuento ya tan largo

No creo yo, deba callarlo

Comenzaré como se hace

Cuando alguien va cantando

Te amé una mañana, hace unos años

Y el sabor de aquel idilio

Ha sido para mí, un sueño extrañó

Pues aun, veo atrás y, te sigo amando

Samuel Akinin

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