Tu amor y

mis celos.

Te felicito niña,

porque has calmado mi alma,

porque al mirar mi

vida, ya no tengo tristezas,

me has dado los más grandes e incontables castigos,

esperando en las

noches, para gozar tu cuerpo.

Te felicito niña,

porque has cambiado el rumbo,

me has borrado la

pena de vivir junto a ti,

a la vez que me

amaste, me llenaste de celos,

convertido en

cenizas, voy de nuevo a vivir.

Hoy mi alma está

dormida, ya no siento cariño,

estoy tan

confundido, por mirarte partir,

estoy más liberado y

ya no tengo miedo,

pues al tenerte

lejos, puedo al fin sonreír.

Ahora en las

montañas que inspiran mis poemas,

ya no hay vientos que

acerquen mi sentencia tortuosa,

de saber que eras

mía, pero a la vez de muchos,

que pagaban tus

noches de amor, con tanta prosa.

Ya no hay nadie que estruje con pasión mis caderas,

 ya no noches de fuego, ni el calor de tu abrigo,

 ni tu encanto ni el hecho de sentirte cercana,

pero ya te he

olvidado y al fin me siento libre.